¿Por qué es de vital importancia el financiamiento público para el desarrollo del cine peruano?

23/10/2023

Presentamos las opiniones de Rosa María Oliart y Melvin Ledgard, docentes de Comunicaciones, y de Marllory Quío Valdivia, cineasta y activista pucallpina.

El cine es una forma de representación de las identidades, de contextos socioculturales, problemáticas, historias y procesos de transformación de una sociedad. El cine refleja y contribuye al fortalecimiento de las diversas identidades culturales y contextos existentes en un país. 

La industria cinematográfica peruana ha experimentado en los últimos años un impulso importante a través de los fondos que el Estado otorga mediante concursos públicos en los que participan cineastas de diversas regiones del país, cuyos proyectos son valorados por jurados externos. El apoyo estatal ha permitido la realización de diversas películas, algunas de las cuales han sido premiadas o reconocidas dentro y fuera del país.

El reconocimiento internacional al cine peruano tiene una larga data. Cabe recordar, por ejemplo, la nominación a “mejor película en lengua no inglesa” que obtuvo la película Espejismo (1972), del director Armando Robles Godoy, en los 30° Premios Globo de Oro del año 1973. 

Asimismo, La Teta Asustada (2009), de la directora Claudia Llosa, ganó el “Oso de Oro” en el Festival Internacional de Cine de Berlín en el año 2009 y se convirtió en la primera película peruana en ser nominada a los Premios Oscar en el 2010 en la categoría de “mejor película de habla no inglesa”. También estuvo nominada a los 52° Premios Ariel del año 2010 en la categoría “mejor película iberoamericana”.

En los últimos años hemos contado con películas exitosas tales como Retablo (2017), del director Álvaro Delgado-Aparicio, que obtuvo una nominación en los 62° Premios Ariel en el año 2020 y fue la ganadora en la categoría “mención especial del jurado joven” en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2017. Asimismo, la película Wiñaypacha (2017), del director Oscar Catacora, ganó los premios “mejor ópera prima” y “mejor fotografía” en el Festival de Cine de Guadalajara. Se convirtió también en la primera película hablada en aymara y se la puede encontrar en algunas plataformas de streaming. 

La producción de proyectos audiovisuales es constante, a pesar de los limitados recursos a los que tienen acceso sus creadores y creadoras. En el año 2022, se estrenaron alrededor de 74 películas peruanas, superando el record logrado en el año 2021 con 69 largometrajes. Y si hablamos de la realización de cortometrajes, a raíz del Bicentenario de nuestra independencia, por ejemplo, el Ministerio de Cultura ofreció un ciclo gratuito de cortometrajes en el que se presentaron 10 películas desarrolladas en distintas regiones del Perú. 

En este sentido, para Rosa María Oliart, docente del Departamento de Comunicaciones y sonidista cinematográfica, son importantes los fondos públicos destinados al cine porque fomentan las historias, narrativas y estéticas propias, originales, que hacen frente a discursos dominantes de Hollywood.

El apoyo estatal mediante los fondos públicos genera una industria que vela, como lo mencionó la profesora Oliart, no sólo por los procesos cinematográficos sino también por la exhibición y posicionamiento del cine peruano en el mercado internacional, así como la formación en carreras audiovisuales. Esta industria genera empleo y dinamiza las actividades comerciales que se relacionan con el cine.

Para Marllory Quio Valdivia, productora y activista nacida en Pucallpa, integrante de la Asociación de Cineastas de la Amazonía Peruana (ACAPE), quien nos contó brevemente cómo se vinculó al cine. Para poder acceder a estudios universitarios considerando que su familia tenía bajos recursos, tuvo que optar por una carrera no relacionada con el arte. Sin embargo, pudo más su vocación y se integró a la Escuela de Cine Amazónico, promovida por Fernando Valdivia, Katty Quio, Carlos Marín y Tania Medina. Este proyecto se materializó gracias a fondos brasileños, y ayudó a sus integrantes a financiar cortometrajes documentales amazónicos en el 2014. 

Marllory continuó con su proyecto de formarse como realizadora pero, dadas las dificultades económicas que encontró, llegó a pensar que hacer cine desde la Amazonía era una utopía.  Por ello, considera que los fondos públicos son imprescindibles, ya que sin ellos el cine peruano continuaría siendo centralista, y tendría como protagonistas a aquellos que pueden obtener financiamiento privado.

Para la cineasta pucallpina, los fondos públicos no solo contribuyen con la producción de cine, sino también otras fases como la preproducción, la postproducción, la distribución, así como a la formación en cine, mediante el apoyo a escuelas y universidades que puedan generar un red académica y creativa en este campo. 

Finalmente, el profesor Melvin Ledgard recordó que entre 1972 y 1992, las dos décadas en que estuvo vigente la ley de cine 19327, se hicieron alrededor de sesenta largometrajes que lograron que, como nunca antes, se desarrolle un cine peruano basado en la indagación y representación de nuestras identidades culturales. Un muestrario de clips de lo que se consiguió entonces puede verse en el documental del 2018 de Gonzalo Benavente “La revolución y la tierra”.

Han pasado treinta años desde 1992 y en el camino recorrido ha habido intentos de nuevas leyes de promoción que han prosperado de manera relativa o limitada, generalmente financiando un aspecto u otro del proceso de hacer películas incluyendo aspectos de su preproducción, producción o postproducción. Ledgard hace hincapié en el hecho de que  que solo se costeaba algún aspecto de estas etapas convirtiendo en proezas el completar algunas películas que tomaron largo tiempo, años, en materializarse.

Sostiene que el observador alerta puede comprobar que se multiplican cada vez más las vocaciones en distintos puntos del país encaminadas a hacer un cine que refleje nuestra pluralidad lingüística y cultural, cuyo entusiasmo compensa los desafíos del desarrollo de una industria cultural como la que promueven otros países de la región. Ledgard recuerda, en este sentido, la película “Willak Pirqa”, de César Galindo, que aborda el tema y estuvo mucho tiempo en cartelera.