Docentes del Departamento Académico de Comunicaciones comparten sus reflexiones sobre la creciente conflictividad social en el país y la importancia del diálogo como herramienta fundamental para la resolución pacífica de los conflictos.
La Dra. Orietta Marquina señala que "la conflictividad social en el Perú es una situación recurrente en el país a lo largo de nuestra historia", originada por la falta de atención a las demandas de la población. Estas tensiones afectan el desarrollo y la estabilidad de cualquier proyecto político presente o futuro. En el contexto del bicentenario, "es necesario recordar las promesas y expectativas incumplidas por la Independencia y la idea de república democrática que la guiaba". Estas demandas, aún no resueltas, son la raíz de los desafíos que dificultan el diálogo necesario para construir una sociedad inclusiva y pacífica.
Marquina subraya que la ausencia de interlocutores dispuestos y de canales institucionales para el diálogo son retos que a los y las comunicadoras pueden contribuir a enfrentar. La creación de espacios inclusivos que reduzcan la conflictividad social en el Perú demanda un enfoque comunicacional estratégico y ético, orientado al desarrollo de una sociedad cohesionada y equitativa.
En este contexto, enfatiza la responsabilidad de los comunicadores de "impulsar y facilitar el proceso de diálogo al interior de la sociedad, asegurando que se mantenga enfocado y productivo". Según la Dra. Marquina, las facultades de comunicaciones están en una posición única para impulsar foros ciudadanos que resalten las diferentes voces su interior, y ayuden como semilleros que hagan germinar el diálogo democrático que tanto necesita nuestro país.
Adicionalmente, la Mg. Rocío Trigoso destaca la necesidad urgente de generar espacios de diálogo inclusivos. Según Trigoso, "es fundamental implementar estrategias comunicacionales que involucren a todos los actores clave". Señala como "herramienta eficaz la creación de una "mesa de tres patas", donde participen el Estado, la sociedad civil y las organizaciones vinculadas al conflicto". Estos espacios permiten que las partes "puedan expresar sus preocupaciones y negociar soluciones viables, diferenciando lo que es posible resolver de lo que no".
No obstante, Trigoso advierte que cualquier estrategia enfrentará obstáculos en un entorno marcado por la incredulidad y desconfianza, tanto por parte de los medios como de la ciudadanía. Ante este panorama adverso, enfatiza que "la transparencia y la difusión adecuada de los acuerdos alcanzados son esenciales para restaurar la confianza y garantizar que el Estado cumpla su rol como mediador".
Por esta razón, Trigoso afirma que "es vital que los actores políticos involucrados sean legítimos" y que se maneje la información de manera responsable, para fomentar "soluciones políticas consensuadas y duraderas". En este complejo escenario, Trigoso destaca el papel crucial de los comunicadores, quienes, más allá de informar, "deben facilitar la comprensión mutua entre las partes y promover un análisis equilibrado de los hechos". Al centrarse en los puntos de coincidencia, los comunicadores pueden contribuir a reducir tensiones. Además, señala que "el uso estratégico de medios alternativos y digitales permite visibilizar voces que a menudo son excluidas", lo que refuerza la legitimidad del diálogo y mejora su percepción pública.